Cornudos:
Estaban dos hombres en el cielo y uno le pregunta al otro:
¿Y vos de qué moriste?
Congelado, ¿Y tú?
De la risa.
¿Cómo que de la risa?
Sí, es que yo pensaba que mi esposa me estaba engañando con otro hombre, entonces un día le dije que iba a salir por 2 días, pero cuando me fui, regresé ese mismo día para ver si la atrapaba con el otro hombre. Cuando llegué, busqué por toda la casa y no encontré a ningún hombre. Dándome cuenta del error que había cometido empecé a reír y reír hasta que morí.
¡Bruto, si hubieras buscado en la nevera nos hubiéramos salvado los dos!
Cornudos2:
Eran dos maridos engañados, compadres entre ellos. Cada uno sabía lo de su compadre pero no lo suyo. Ambos querían informar al otro de su mal, pero la tarea era muy delicada y difícil. A uno de ellos se le ocurrió una forma sutil de hacerlo; se fue a un matadero y consiguió una cantidad considerable de cuernos, llenó una bolsa, se fue a casa de su compadre y la derramó frente a la puerta. El hombre de la casa salió y le dijo:
Hola compadre, veo que acaba de recortarse.
Una mujer despampanate
Están crucificando a Jesucristo y de repente, por frente de la cruz se atraviesa una mujer despampanate de buena con una linda minifalda... Jesucristo la ve y se le para el pico y cuando el romano que lo crucificaba lo ve, con martillo en mano dice "con que saliéndote clavo hijo de puta".
Dios y el mortal (muy bueno)
Llega un mortal al cielo y le pregunta a Dios:
-Dios, ¿Cuánto tiempo es para ti mil años?
-Hijo mío, eso es para mí como un segundo.
El hombre se queda pensado y luego le pregunta:
-Y ¿cuánto sería para ti un millón de dólares?
-Eso sería como un centavo
El hombre pensado todo eso le dice a Dios:
-Dios ¿por qué no me regalas un centavo?
-Sí, en un segundo.